Algunas investigaciones reflejan que el teletrabajo aumenta la productividad un 13% siendo un beneficio tanto para la empresa como para el colaborador.
El teletrabajo ha irrumpido de forma abrupta en el mercado laboral. La crisis del COVID19 ha impuesto sin transición nuevas formas de vivir y trabajar, y algunas de ellas han venido para quedarse.
Una de ellas es el teletrabajo, una tendencia que ya venía al alza, pero que tenía que romper con barreras y prejuicios en muchas organizaciones.
El shock producido por el confinamiento del coronavirus ha forzado a adaptarse abruptamente a una nueva realidad que transformará culturas y procesos. Nuestras empresas y organizaciones no volverán a ser igual, y constituye una oportunidad que debemos aprovechar para mejorar la productividad, competitividad y sostenibilidad de nuestras organizaciones.

En los últimos años el teletrabajo se abría paso lentamente en la cultura empresarial sobre todo entre las grandes empresas, aunque había gran resistencia entre las pymes. Parecía que la tradición del presidencialismo estaba muy arraigada. La crisis del COVID19, nos ha forzado a trabajar en remoto, pero sin la preparación y la capacitación necesarias para implementar el teletrabajo en un aprendizaje a trompicones e improvisado.
Las empresas y los trabajadores han tenido que hacer un learning by doing (aprender mientras se hace) y no siempre en condiciones fáciles.